PREMONICION:
Llegó mi hora, pensó. El periódico le decía que se había ganado la lotería. Alguien tocó a su puerta. Era su remisa vecina y sucedió el imposible soñado. El viejo reloj, después de
diez años de inactividad inició un monótono tic-tac. Sacó del closet su moderno smoking, lo vistió y se sentó a esperar.
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