viernes, 11 de mayo de 2012
JUSTICIA HUMANA:
Tenía la propiedad de caerle mal a todo el mundo. Usaba gafas oscuras, pantalón ajustado y bota vaquera. Mascaba chicle permanentemente, exhalaba el humo de su cigarrillo por la nariz y reía de medio lado. Miraba lascivamente a todas las mujeres y sus piropos eran en extremo vulgares. Tomaba cerveza a pico de botella, soltando eructos a cada sorbo. Su cabello lo mantenía engominado y solo gustaba de la música reggae, a la que acompañaba con movimientos sensuales. Fue un sábado en la tarde cuando detectó de nuevo a los tres individuos, como lo venía haciendo durante los últimos diez días. No cesaban de mirarlo detenidamente. ¡Lo escrutaban! La inquietud había empezado a hacer mella en su espíritu, llevándolo a niveles de paroxismo. Llenó una cuartilla en la que describía meticulosamente a los tres sujetos, a quienes, en caso de ocurrirle algo, se les debía culpar. Se iniciaba un nuevo mes, cuando Joe los reconoció. Venían vestidos exactamente como él y habían copiado su comportamiento a la perfección. A Joe jamás se le volvió a ver por lugar público alguno.
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