EL JUSTICIERO:
Él sería el artífice de su venganza. Un solo perfil bastaría para identificar al asesino de su amada. La sombra que fluía del fondo del espejo, se hacía más patética y David identificó de inmediato al autor de sus desventuras. Sin ninguna emoción, apuntó al corazón de la sombra. En medio del salón, el cuerpo de David cayó en cruz mientras de su pecho discurría un hilillo rojo.
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