viernes, 11 de mayo de 2012

LA NOTA SUBLIME: Su gran afición era la música. Jamás sus padres pudieron alejarlo de ella. Bastaba que escuchase cualquier melodía para nunca olvidarla. Cumplidos los quince años de edad, comenzó a cantar ininterrumpidamente todas las melodías aprendidas. Su voz era chirriante y gangosa y tenía la propiedad de llevar a todos sus escuchas a la histeria. Fue necesario recluirlo en un salón especial a prueba de ruidos. Una mañana, el enfermero que día a día lo visitaba, encontró el cuarto vacio. Solo una hermosa melodía ocupaba el espacio.

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