viernes, 24 de abril de 2009

CUENTO

EL BALON DEL MUNDIAL
Por el tamaño de su territorio, Brasil ocupa el quinto lugar en el mundo. En 1985 por vez primera, fue elegido el primer presidente civil: Tancredo Neves. En esa época, Aldair de Oliveira tenía 7 años de edad y los médicos lo habían desahuciado ya que padecía una extraña enfermedad en su sangre cuyo tratamiento consideraban excesivamente costoso. Un año antes, sus padres habían muerto en un accidente de tránsito y esto, sumado a su enfermedad, contribuyó a que su historia llegase a los diarios brasileños. En el 2007, por razón de mi profesión, asistí a un congreso de Neurología Pediátrica que se realizaba en el hotel Meliá Brasil 21, en Brasilia. Allí conocí al Dr. De Oliveira, quién me narró esta increíble historia.
En 1978, nació en el Mato Grosso, en su capital Cuiabá, Aldair, y su enfermedad fue congénita. Gracias a los ingentes esfuerzos de sus padres, pudo mantenerse a flote. Pero el accidente agudizó su tratamiento y fue así como su historia llego a los periódicos O Globo, Folha de la Tarde, Jornal de Brasil, Zero Hora y el O Estado de Sao Paulo. La historia conmovió a Eduardo Gongalves de Andrade, Tostao, quien promovió una campaña para que Nokia diseñara un balón en el cual todos los jugadores vivos que habían sido campeones mundiales de fútbol en 1958, 1962 y 1970, estamparan su firma y luego lo remataran en una subasta, procurando con el monto del remate financiar el tratamiento de la enfermedad de Aldair. Todo se dio como lo había planeado Tostao y gracias a ello, De Oliveira logró salvarse y es reconocido en la actualidad como uno de los Neurólogos Pediatras más brillantes a nivel mundial. Pero la Historia de fondo es otra: hela aquí.
Romeu Neto, es uno de los más reconocidos dirigentes y fanáticos del fútbol brasilero. Posee tanto dinero, que su fortuna acalla cualquier sospecha sobre el origen del mismo. En la subasta, nadie pudo competir con él y con una oferta de US 500.000 se adueño del balón. En 1987, en un espectacular robo, le esquilmaron el balón al señor Romeu, quién de inmediato hizo correr la voz en los bajos fondos ofreciendo una recompensa de US 100.000 a aquellos que recuperaran su trofeo y del doble, si a los autores del robo les ocurría un lamentable accidente. Todos los diarios hicieron eco de este delito. Cinco meses después del robo, en noviembre, un joven llamó desde un teléfono público al Sr. Romeu y le dijo que la misión estaba cumplida pero que no quería arriesgar su vida presentándosele personalmente ya que el dudaría de su versión y seguramente lo haría matar creyendo que él, con otros cómplices, era el autor del robo. La prueba: sobre el periódico O Globo, de la fecha, en una excelente fotografía, aparecía el balón. Romeu no dudó en ningún momento que ese era su trofeo y pagó. Lo que desconocía el Sr Neto, era que 20 balones iguales a ese se habían vendido a coleccionistas furtivos y a los mismos US 100.000. En el 2005, un hombre se acercó al Dr. De Oliveira y le soltó toda esta historia, la que finalmente remató con la entrega del balón original.
Cuando le devolvió el trofeo a su dueño original, el Sr. Romeu, este lo comparaba con el adquirido en 1987 y no lograba establecer diferencias pues la falsificación era perfecta. En un principio, su rostro se desfiguró pero finalmente lanzó una feroz carcajada pensando en los pobres diablos que creían tener su balón.

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