IRIDISCENCIA
Hay una lágrima perdida en el silencio de tu mirada,
reventando en los cristales de lluvia.
Hay un sol frio en el túnel de tu voz escarlata.
Hay una sombra difusa en el gris de tu pensamiento.
Hay una muralla en la luz de tus recuerdos.
Todo te estremece: hasta el silencio.
TUGURIOS
Tienes una tristeza materna anidando en tu seno,
pechos secos en la humedad de la lluvia,
gusanos eléctricos anidando en los poros de las paredes
con los silbidos del viento
reventando en el piso contra las hormigas
las espaldas lisas como ollas llenas de polvo
en lo más abismal de tus narices
mientras las ratas y las moscas se deleitan
con el aire fétido de las letrinas
son plagas en los huecos de tus zapatos y raidos pantalones
todo en el centro de tu mansión contra tu existencia.
DEDALO
Calles largas y frías, calles de mi ciudad,
De vetustas casonas y emperifollados edificios,
Calles polvorientas de encopetados señores
De estiradas señoritas
De barbudos estudiantes
De almibarados niños
Casquivanos comerciantes
Y vendedores recursivos.
Calles aceleradas y estúpidas
Limitantes y rectilíneas
Calculadoras, farsantes,
Calles sin alma, objetivistas.
En tu esplendor
Se aúnan decadencia y conformidad.
Amo estas calles de mi ciudad
Estas calles frías.
MOTOS
Rompiendo aire y luz como un haz de cuchillos
La explosión de su motor quema la piel hasta los huesos
Por el centro de la calzada
A la orilla del silencio
En el cenit de sus caballos
Como látigo, como lava, como hielo,
Violando la paz de mi cerebro.
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