jueves, 4 de junio de 2009

POESIAS: SUPERMERCADO

SUPERMERCADO
Tal vez prefiera una rubia, una vasectomía, un nene probeta,
un puesto oficial, escribir un poema,
escribir al Ministro de Salud sobre su salud (la de él),
escribir al Ministro de trabajo sobre su trabajo (el suyo),
radicarse en un frenocomio, un asilo o un orfelinato,
quizá prefiera un obelisco en su frente, ir al templo o al cementerio,
cortar una flor, bañarse en el río,
hacer una solicitud de ingreso al infierno,
(si es que ya no tiene su propio infierno),
ó al hospital ó al panóptico,
usted escoja.

ASALTO AL BANCO
Eran cuatro: jóvenes y delirantes.
Como un cuchillo, irrumpieron en el recinto
lanzando plomo ardiente contra las siluetas
que se diluían en sangre.
Flotaban en el silencio de los muertos, como espuma,
sobre la calzada. Los gritos, agitados por la pólvora,
morían en las paredes y los cuerpos disolvían sus venas en oro
que se llenó de sombras.



LA CIUDAD JUSTICIERA
Se sabe que existe, mas todos ignoran el lugar.
Sus habitantes cumplen su misión impertérritos.
Si surge una dictadura, ellos se encargan de extirparla.
Son implacables.
Allí donde falla uno, miles están en turno.
Expertos en el arte de matar, nunca fallan.
Son la espada de Damocles de los tiranos.

LÓGICA
Si siente que su vientre se contrae hasta el infinito de sus ansias,
si siente que por sus venas circulan ríos de gente disfrazada,
que en su pecho anida una lanza hasta el límite,
mientras por sus dientes se estremece un aire cadencioso y frio;
si siente que por sus oídos zumban alaridos de lenguas torcidas
y por el circuito caliente de su overol arrugado fluyen escorpiones,
usted tiene nauseas del mundo.
MEMORIAS
Aun quedan en mi cerebro, las risas cantarinas,
quedan en mi paladar, los sabores sibaritas de bocas cristalinas,
quedan en mi piel, los perfumes de ninfas queridas,
quedan en mis oídos, los ecos rituales de palabras amorosas de otros días.

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